Dices Véneto y piensas en Venecia. Plaza San
Marcos, la gran laguna, las góndolasen el Canal
Grande, el puente de los Suspiros, el Carnaval desenfrenado,
las arquitecturasgrandiosas, las obras maestras del
arte, los palacios suntuosos, la magia de las "calles",el
Festival Internacional del Cine, la Bienal del Arte,
el Teatro La Fenice, las universidadesprestigiosas,
las numerosas señales del esplendor y de la riqueza
fastuosa de una potenciamarinera que dominó el
Mediterráneo por cinco siglos.
Pero
el Véneto no essolamente Venecia y la naturaleza
véneta no es solamente el mar. La montañavéneta
exhibe escenarios de insólita belleza. Los Alpes
dolomíticos vistosdesde Cortina d'Ampezzo, famosa
localidad de veraneo en la provincia de Belluno, son
unespectáculo grandioso. Y toda el área
del delta del Po, en la provincia de Rovigo,es un ambiente
natural único de excepcional interés naturalista.
En Padua, ciudadantigua y culta, la majestosa basílica
que custodia las reliquias de San Antonio atraecada
año a millones de peregrinos. Es grande también
la atracción de lasvillas Paladianas, llamadas
así por el nombre de su autor, el gran arquitecto
AndreaPalladio que en el siglo XVI, proyectó
y construyó edificios que todavíahoy suscitan
un admirado asombro por su belleza armoniosa, como la
Rotonda de Vicenza. EnVerona, la ciudad inmortalizada
por Shakespeare en su Romeo y Julieta, la cita obligada,
en verano,es participar a un espectáculo nocturno
de ópera en la Arena.